Por Pablo Gómez Álvarez
La soberanía nacional sigue siendo un gran tema de todos los países.
Sin embargo, no en todas partes tiene las mismas implicaciones y
complicaciones. La cuestión de la energía es para muchos uno de los
elementos principales del ejercicio de la soberanía.
Para
México, una correcta estrategia soberana es producir su propia energía y
asegurar el suministro futuro sencillamente porque eso es posible:
tiene los recursos naturales. Sin embargo, las cosas se complicaron
cuando los políticos neoliberales descubrieron que era más barato
comprar gasolinas y petroquímicos en el extranjero mientras se vendía
cuanto crudo fuera posible. Ahora, las cosas se han complicado aún más
con la reciente reforma energética que pretende compartir el crudo y el
gas con las trasnacionales.
La soberanía de México depende en
gran medida de su capacidad para producir la energía que consume y para
asegurar dicha producción en el futuro, es decir, administrar sus
reservas de hidrocarburos y promover la generación alternativa a través
de medios diferentes a la materia fósil. Esto es lo que no se ha estado
haciendo y lo que no se quiere hacer.
La energía no puede
analizarse como si se tratara de una mercancía cualquiera ni debe verse
sólo a través de criterios de comercio internacional. El crudo tiene un
precio mundial establecido a través de mecanismos de manipulación de los
niveles de producción para el mercado mundial. En consecuencia, las
gasolinas de origen fósil llevan en la etiqueta el precio del petróleo.
Con el gas ocurre un fenómeno similar con la diferencia de que los
precios de éste son de carácter regional.
El crudo y el gas son
grandes negocios de trasnacionales y de países productores. El esquema
de industrias nacionales es el único que puede asegurar las decisiones
energéticas soberanas cuando las trasnacionales son eso, es decir, no
corresponden al país. La reforma energética de Peña hará depender de las
trasnacionales las decisiones estratégicas y, por tanto, reducirá la
soberanía energética de México. Este traslado de capacidad de decisión
se realiza para obtener ingresos mayores en el corto plazo pero deja al
país al garete, sometido a intereses y negocios por completo ajenos.
En un mundo cada vez más integrado, el ejercicio de la soberanía ha
tenido modificaciones pero la cuestión de la energía adquiere un
significado de mayor alcance pues toda la actividad económica se amarra
ahí. Así lo ha entendido el gobierno de Estados Unidos que se propone la
autosuficiencia mientras que el gobierno de México lo entiende
exactamente al revés no sólo por su afán de entregar el crudo a las
trasnacionales sino también al sostener la tesis de que es mejor comprar
en el exterior las gasolinas que producirlas dentro del país. Sólo
piénsese que México no tiene capacidad de abasto interno de más de 15
días: una interrupción de suministros haría que las gasolinas escasearan
y se detuviera la mitad del transporte nacional pues no contamos con un
ejército que pudiera ir a Texas a traer el combustible. ¿No es éste un
problema de soberanía?
Se repite con frecuencia que los
conceptos de soberanía y defensa de los intereses nacionales son
obsoletos y, más aún, falsos. Pero en los hechos, un país que en asuntos
básicos depende de decisiones externas no sólo se vincula mal al resto
del mundo, es decir, con debilidad y vulnerabilidad, sino malbarata lo
suyo. Así como se desprecia la autosuficiencia alimentaria y se somete
al país a los vaivenes de un mercado mundial manipulado, se quiere
mantener a México como importante proveedor de crudo para otros y
comprador de refinados y productos petroquímicos.
¿Quién es Pablo Gómez Álvarez?
Formación Académica:Licenciado en Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México, titulado en 1976
Actividad Política y Legislativa:
1967 - 1968. Presidente de la Sociedad de Alumnos de la Facultad de Economía (UNAM).
1968. Participante del Movimiento Estudiantil de 1968. Preso político de este movimiento a partir del dos de octubre de 1968 y hasta el mes de abril de 1971. 1973 - 1976. Jefe del Departamento de Difusión de la Facultad de Economía de la UNAM.
Otros...
Publicaciones: Autor de: "Democracia y Crisis Política en México", ECP, México, 1976; "La Izquierda y la Democracia", ECP, México, 1984; "México 1988: Disputa por la Presidencia y Lucha Parlamentaria", ECP, México, 1989; "Los Gastos Secretos del Presidente", Grijalbo, México 1996. Coautor de otros libros colectivos.
Actualmente es Senador de la República dentro de las Comisiones:
Comisión Especial para el Análisis y Seguimiento de las Finanzas Públicas (Secretario)
Estudios Legislativos (Secretario)
Energía (Integrante)
Justicia (Integrante)
Puntos Constitucionales (Integrante)
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