martes, 22 de septiembre de 2020

El CONSTRUCTIVISMO SOCIAL

 Más allá de la teoría: El Aprendizaje Cooperativo. El modelo educativo para la Generación *N1


El CONSTRUCTIVISMO SOCIAL

Dr. Ramón Ferreiro, Ph.D.

Nova Southeastern University


El Constructivismo es una respuesta histórica a los problemas del hombre y la mujer de hoy ante la avalancha extraordinaria de información y la presencia y empleo cada vez más extendida de las tecnologías de la Informática y de comunicación que facilitan y promueven el empleo de la información, a veces indiscriminado, superficial y limitado.

En una época caracterizada por lo antes planteado: las nuevas tecnologías y la explosión de información científica, técnica y cultural más que tratar de que el alumno la asimile toda, que es imposible, la preocupación se enfoca hacia cómo hacerlo comprenderla, más aún, cómo debe hacerlo, localizarla, seleccionarla, procesarla crítica y creativamente, así como presentarla de modo comprensible por una u otra vía. En otras palabras el énfasis está en saber hacer, en saber procesar información y construir su conocimiento, para en sucesivas aproximaciones poder comprender y explicar, cambiar y transformar, criticar y crear.

Los antecedentes del paradigma constructivista se encuentran en los trabajos de Lev S. Vigotsky (1896-1934) y de Jean Piaget (1896-1980) y tiene un marcado énfasis en una búsqueda epistemológica sobre cómo se conoce la realidad, cómo se aprende, en otras palabras, la génesis y desarrollo del conocimiento y la cultura.

A diferencia de otros paradigmas psicológicos, el constructivismo muy de acuerdo con las nuevas tendencias de la ciencia, constituye un área de estudio multi e interdisciplinarios, ya que en su “construcción” han colaborado investigadores de numerosos disciplinas como son matemáticos, biólogos, lógicos, lingüista, filósofos, pedagogos y otros, que durante más de 60 años han ido aproximándose a un criterio hoy generalizado y aceptado como constructivista.

¿SE CONSTRUYE EL CONOCIMIENTO?

Se puede descubrir y/o construir el conocimiento, ¿sí o no? Según la respuesta a esta pregunta se fundamenta o no la concepción constructivista de la educación, la enseñanza y el aprendizaje.

Si se dan conocimientos acabados a los niños, éstos nunca se perciben así mismos como capaces de elaborar sus propias ideas, las cuales aunque parcialmente correctas o bien incorrectas pueden tener un cierto valor funcional y formativo. Además se inhibe la búsqueda, la confrontación, el movimiento de ideas, la hipotetización, la imaginación, la fantasía y el error. Pero si además de lo anterior se pide una sola respuesta en clase y en los exámenes, la dada por el maestro, la que “viene en el libro” se está limitando por no decir castrando la potencialidad de todo alumno ha participar activamente en la construcción de su conocimiento.

Si el anterior es el enfoque prevaleciente la ciencia se concibe como un sistema cerrado, acotado en el tiempo de una vez y para siempre, de verdades para aceptar y repetir.

De lo contrario, de concebirse la ciencia como sistema abierto y al maestro como un mediador entre el grupo de alumnos y el conocimiento, el niño puede y necesita descubrir y construir su nociones y todo lo antes planteado, la búsqueda, la hipotetización, la fantasía y hasta el error tienen implicaciones pedagógicas importantes, para aprender y lo que es más importante para desarrollarse.

El constructivismo trata de responder cómo se adquiere el conocimiento considerando a éste no en su aceptación estrecha: información, sino también en cuanto a capacidades, habilidades y hábitos; métodos, procedimientos y técnicas y lo que es tan importante como lo anterior: actitudes, valores y convicciones.

Para la teoría constructivista si importante es el cómo se adquiere el contenido de enseñanza también lo es cómo se pasa de un estado de conocimiento inferior a otro de orden superior, más aún cómo se forman las categorías del pensamiento racional.

El constructivismo se plantea el desarrollo personal haciendo énfasis en la actividad mental constructiva, actividad auto constructiva del sujeto para lo cual insiste en lograr un aprendizaje significativo mediante la necesaria creación de situaciones de aprendizaje por el maestro que le permiten a los alumnos una actividad mental y también social y afectiva que favorece su desarrollo.

El principal objetivo de la educación es formar un hombre y una mujer capaz de vivir plenamente, disfrutar y crear, trascender el aquí y el ahora. Por lo tanto no es posible educarlo en y para la repetición, se requiere auspiciar su actividad y su independencia crítica y creativa. Se necesita desarrollar, sus sentimientos, y valores, su actuación transformadora, así como desarrollar su autonomía personal (moral e intelectual) y social.

El constructivismo si bien se acerca a la ESCUELA ACTIVA y a otros modelos que proponen métodos activos, se distingue por reconocer la educación, la enseñanza y el aprendizaje como procesos factibles y necesarios de dirigirse con una intención de desarrollo.

Más aún el constructivismo aboga por una dirección mediatizada no frontal, ni directa de la actividad y la comunicación del maestro con los alumnos y de estos entre sí.

El constructivismo plantea el pleno y consciente desarrollo del pensamiento y el lenguaje mediante actividades en la que el maestro “enseña”, sólo hasta después que los educandos han intentado por sus propios medios y con la ayuda de él y de otros alumnos del grupo mueve a cada alumno en su “zona de desarrollo próximo” de modo tal que pasen de un estado de “no saber” a “saber” y de otro de “no saber hacer” a uno de “saber hacer” para así en sucesivas aproximaciones a través del curso escolar el alumno pase a un nuevo estadio de desarrollo, en otras palabras de “Ser”. El alumno es el mismo pero distinto por los aprendizajes que le permiten alcanzar nuevos estadios de desarrollo y lo van transformando gracias a la construcción de su personalidad..

UN CONDICION SIN DISCUSION

Para lograr la construcción del conocimiento no queda de otra el maestro debe planear “situaciones de aprendizaje grupal cooperativo” en la que además de tener en cuenta qué se aprende, se tiene muy en consideración el cómo, dónde, cuándo....de manera tal de propiciar e intensificar las relaciones interpersonales de cada sujeto y del grupo en un contesto social determinado.

Lo anterior hace posible como ya planteábamos mover al alumno en su zona de desarrollo potencial y por tanto la internalización, es decir llevar dentro lo que está afuera, bien porque los descubre (físico) de manera natural y espontánea, bien porque los construye (lógico – matemático y sociales) a partir del contexto sociocultural que “reproduce” la situación de aprendizaje grupal cooperativo en la que se aprende.

Mediante la creación de situaciones de aprendizaje grupal cooperativo el maestro desarrolla una enseñanza indirecta donde el énfasis está en la actividad y comunicación con momentos de reflexión, de búsqueda y procesamiento de la información así como de comunicación creativa de los procesos y resultados, todo lo cual desarrolla las potencialidades y la autonomía del que aprende.

El maestro es un promotor del desarrollo y como tal de la autonomía de los educandos. El maestro es un mediador entre el alumno y el contenido de enseñanza. Su papel no consiste en trasmitir información, hacerla repetir y evaluar su retención; pero sí, en crear una atmósfera afectiva, de respeto y tolerancia en la cual, entre todos, cada uno construye su conocimiento mediante situaciones que se caracterizan entre otras cosas por sus problemas y conflictos cognoscitivos, posibles de solucionar y generadores del desarrollo.

El descubrimiento y construcción del conocimiento permite un aprendizaje realmente significativo, que entre otros efectos positivos tiene el poder de ser transferido a otras situaciones, lo que no suele ocurrir con los conocimientos simplemente incorporados por repetición y memoria. Además de favorecer la adquisición de métodos de trabajo y desarrollar actitudes de productor y sentimiento de realización por lo hecho y logrado.


*1 (Net, de redes)  

Material sintetizado únicamente para fines didácticos.


¿Qué es el ecosistema emprendedor?



DEFINICION DEL MODELO DE ECOSISTEMA EMPRENDEDOR EN MÉXICO QUE PARTICIPA EN LOS EVENTOS.
Entre los recursos específicos que posee un territorio se encuentran tanto sus recursos naturales (por ejemplo su clima), como los recursos creados por la comunidad, ya sean de uso generalizado (carreteras) o especializado (institutos de investigación específicos) (Porter, 1991). Esta dotación de recursos es sistémica y puede ser duradera a través del tiempo (West & Bamford, 2005; West, Bamford & Marsden, 2008). Para el nivel de análisis de la empresa, Grant (1991) distingue entre los recursos tangibles (activos financieros y físicos), intangibles (reputación y tecnología) y humanos (valores culturales,formación y experiencia); por su parte, Brush, Greene y Hart (2001) clasifican los recursos en humanos, sociales, financieros, organizativos y físicos; y Venkataraman (2004) añade los tecnológicos para el caso específico de las empresas que operan en este sector. Desde una perspectiva territorial, y combinando las clasificaciones previas, destacan los recursos que a continuación se presentan.
      Recursos humanos: La literatura sobre emprendimiento ha hallado que la edad joven del individuo, así como su pertenencia a una familia emprendedora o su nivel formativo, constituyen variables determinantes en la decisión de crear una empresa (Colombo & Grilli, 2005; Hayton, 2005). Para el caso particular, el hecho de que una población cuente con un nivel elevado de titulados en especialidades formativas relacionadas con las tecnologías y con las habilidades de la mercadotecnia y la comercialización, puede considerarse una cualidad importante que nutre al capital humano del territorio en el que dichas personas residen. Dentro de la categoría de recursos humanos también se incluyen los valores sociales, que tienen un efecto significativo en el comportamiento emprendedor de una población (Lee & Peterson, 2000; Hayton, George & Zahra, 2002; Neck et al., 2004). Tominc y Rebernik (2007) profundizan al respecto al afirmar que el hecho de que la sociedad, de la cual el individuo forma parte, considere que la empresa propia es una alternativa profesional deseable, o que respete y otorgue un estatus elevado a aquéllos que tienen éxito con sus negocios, promueve su comportamiento emprendedor.

      Recursos sociales: Dada la complejidad y dinamismo de los entornos tecnológicos, tanto en los mercados proveedores como con los clientes, los emprendedores de base tecnológica pueden tener un mayor interés y necesidad por formar parte de redes sociales (Hagedoorn, 2002), en consonancia con la aportación de Jack y Anderson (2002) que defienden el carácter contingente del involucramiento social. En un contexto con tal grado de dinamismo, el perfil de los emprendedores y la necesidad de nutrir convenientemente de recursos de conocimiento tecnológico y comercial a la empresa, podrían justificar la urgencia por promover proactivamente el acceso a diversas redes que puedan prestar apoyo a la nueva empresa, por lo que la existencia de estos recursos en el entorno sería una condición para que prolifere el desarrollo.

      Recursos tecnológicos: La existencia de agentes tecnológicos de apoyo, como los organismos públicos y privados que dan soporte al emprendimiento, universidades y otros agentes sectoriales, como los centros de investigación, servicios de asesoramiento, etc., condicionan las posibilidades de los emprendedores de identificar y explotar nuevos negocios. En este contexto merece ser destacada la existencia de empresas incubadoras (Siu & Bao, 2008), las cuales pueden ser tanto institutos de investigación e instituciones públicas como empresas de ámbito internacional o local (Suzuki, Kim & Bae, 2002; Ucbasaran, Westhead & Wrigh, 2008). Destaca, asimismo, la existencia de clusters empresariales, parques tecnológicos, centros tecnológicos, etc. Estos últimos también pueden ser factores de elevado impacto pues realizan una importante actividad investigadora, además de favorecer el desarrollo de derrames (spillovers) de conocimiento (Vohora, Wright & Lockett, 2004; Audretsch & Keilbach, 2007), por lo que están demostrando ser altamente eficaces para el desarrollo de nuevas tecnologías con potencial de materializarse en opciones de negocio rentables.
      Recursos financieros: La existencia de fuentes diversas de financiación representa un factor de elevada relevancia aportado por el entorno, el cual condiciona en muchos casos la factibilidad de la puesta en marcha de una nueva empresa. Concretamente, el papel desempeñado por bancos, empresas de arrendamiento (leasing), empresas de capital riesgo, inversores privados o fondos de desarrollo regional ha sido destacado por autores como Collinson y Gregson (2003) y Neck et al., (2004).
      Recursos físicos: Representan un conjunto de recursos tangibles que posee un territorio, entre los que se incluyen las carreteras, el espacio para oficinas, las zonas habilitadas para la instalación industrial, entre otras (Neck et al., 2004). Probablemente, estos recursos no constituyen un elemento básico y crítico para la estimulación del desarrollo de un sistema empresarial en un territorio en el que no existe tradición emprendedora, pero su carencia representa un obstáculo que inhibe el desarrollo de empresas. West, Bamford y Marsden (2008) sugieren que si no existen recursos intangibles, tales como los conocimientos sobre cómo hacer uso de los activos físicos para explotar las oportunidades, dichos activos físicos pierden su capacidad para apoyar la creación de nuevas empresas. Al respecto, Venkataraman (2004) señala que los recursos tangibles por sí solos no son suficientes para asegurar el desarrollo empresarial de un territorio. Los recursos tangibles requieren de los intangibles y éstos, además, deben estar interrelacionados.
Ahora bien, debe prestarse una especial atención a la sostenibilidad de los recursos y de las ventajas, o al valor que éstos aportan al territorio. En opinión de West, Bamford y Marsden (2008), y adaptando la concepción original de Barney (1991), los activos valiosos de un territorio deben ser escasos, inimitables, no comercializables y no sustituibles. Cada territorio ha de estar caracterizado por un conjunto de recursos que le son idiosincrásicos y sobre los que se sostienen los resultados de dicha comunidad en materia de proliferación de Empresas.
Con base en la Teoría basada en los recursos es posible entonces entender por qué algunos territorios que desean crecer a través del desarrollo de Empresas, no sólo carecen de recursos para hacerlo sino que, aunque estudien la estructura y el conjunto de recursos de un área modélica, posiblemente no estén en capacidad de imitarlos (West & Bamford, 2005).

Con base en este planteamiento, se han identificado distintas tipologías y/o fases por las que atraviesan las zonas emprendedoras en su proceso de consolidación, al ser estas diferenciadas por la combinación de recursos que las caracteriza y por las empresas implantadas en las mismas. Así, por ejemplo, a partir de la conceptualización del ciclo de vida, West y Bamford (2005) distinguen cuatro fases por las que un territorio evoluciona cuando trata de desarrollar un sistema emprendedor en el que proliferen las Empresas las cuales son: economía básica, economía escasa, economía incipiente y masa crítica. Nuevamente, es el patrón evolutivo del ciclo de vida el que sustenta la tipología dinámica que realizan Iammarino y McCann (2006) de los clusters empresariales y distinguen las siguientes fases: mera aglomeración, complejo industrial, nueva red social y vieja red social. En opinión de estos últimos autores, no existe un camino lineal o determinista para este desarrollo evolutivo, sino que es muy probable que existan patrones idiosincrásicos y diversos en cada territorio. Ahora bien, las etapas identificadas en sendas investigaciones responden a un análisis teórico y, en algunos casos, a la observación directa de los investigadores. De esta forma, resulta interesante y necesario realizar un trabajo empírico que estudie tales etapas, sus características y los recursos necesarios para el desarrollo del ecosistema emprendedor, lo cual se aborda en el presente trabajo. Más particularmente, los fundamentos teóricos del presente se concretan en tres hipótesis:

Hipótesis 1. Los ecosistemas emprendedores para el desarrollo de las Empresas pueden ser clasificados en diferentes fases según su dotación de recursos y captación de estas empresas.
Hipótesis 2. Cada fase en la evolución de un ecosistema emprendedor se caracteriza por una combinación de recursos humanos, sociales, tecnológicos, financieros y físicos.
Hipótesis 3. Cuanto mayor es el desarrollo de un ecosistema emprendedor para Empresas en un territorio particular, mayor será la riqueza del territorio en que se crean estas empresas.

Claves para la creación de un Ecosistema