martes, 22 de septiembre de 2020

¿Qué es el ecosistema emprendedor?



DEFINICION DEL MODELO DE ECOSISTEMA EMPRENDEDOR EN MÉXICO QUE PARTICIPA EN LOS EVENTOS.
Entre los recursos específicos que posee un territorio se encuentran tanto sus recursos naturales (por ejemplo su clima), como los recursos creados por la comunidad, ya sean de uso generalizado (carreteras) o especializado (institutos de investigación específicos) (Porter, 1991). Esta dotación de recursos es sistémica y puede ser duradera a través del tiempo (West & Bamford, 2005; West, Bamford & Marsden, 2008). Para el nivel de análisis de la empresa, Grant (1991) distingue entre los recursos tangibles (activos financieros y físicos), intangibles (reputación y tecnología) y humanos (valores culturales,formación y experiencia); por su parte, Brush, Greene y Hart (2001) clasifican los recursos en humanos, sociales, financieros, organizativos y físicos; y Venkataraman (2004) añade los tecnológicos para el caso específico de las empresas que operan en este sector. Desde una perspectiva territorial, y combinando las clasificaciones previas, destacan los recursos que a continuación se presentan.
      Recursos humanos: La literatura sobre emprendimiento ha hallado que la edad joven del individuo, así como su pertenencia a una familia emprendedora o su nivel formativo, constituyen variables determinantes en la decisión de crear una empresa (Colombo & Grilli, 2005; Hayton, 2005). Para el caso particular, el hecho de que una población cuente con un nivel elevado de titulados en especialidades formativas relacionadas con las tecnologías y con las habilidades de la mercadotecnia y la comercialización, puede considerarse una cualidad importante que nutre al capital humano del territorio en el que dichas personas residen. Dentro de la categoría de recursos humanos también se incluyen los valores sociales, que tienen un efecto significativo en el comportamiento emprendedor de una población (Lee & Peterson, 2000; Hayton, George & Zahra, 2002; Neck et al., 2004). Tominc y Rebernik (2007) profundizan al respecto al afirmar que el hecho de que la sociedad, de la cual el individuo forma parte, considere que la empresa propia es una alternativa profesional deseable, o que respete y otorgue un estatus elevado a aquéllos que tienen éxito con sus negocios, promueve su comportamiento emprendedor.

      Recursos sociales: Dada la complejidad y dinamismo de los entornos tecnológicos, tanto en los mercados proveedores como con los clientes, los emprendedores de base tecnológica pueden tener un mayor interés y necesidad por formar parte de redes sociales (Hagedoorn, 2002), en consonancia con la aportación de Jack y Anderson (2002) que defienden el carácter contingente del involucramiento social. En un contexto con tal grado de dinamismo, el perfil de los emprendedores y la necesidad de nutrir convenientemente de recursos de conocimiento tecnológico y comercial a la empresa, podrían justificar la urgencia por promover proactivamente el acceso a diversas redes que puedan prestar apoyo a la nueva empresa, por lo que la existencia de estos recursos en el entorno sería una condición para que prolifere el desarrollo.

      Recursos tecnológicos: La existencia de agentes tecnológicos de apoyo, como los organismos públicos y privados que dan soporte al emprendimiento, universidades y otros agentes sectoriales, como los centros de investigación, servicios de asesoramiento, etc., condicionan las posibilidades de los emprendedores de identificar y explotar nuevos negocios. En este contexto merece ser destacada la existencia de empresas incubadoras (Siu & Bao, 2008), las cuales pueden ser tanto institutos de investigación e instituciones públicas como empresas de ámbito internacional o local (Suzuki, Kim & Bae, 2002; Ucbasaran, Westhead & Wrigh, 2008). Destaca, asimismo, la existencia de clusters empresariales, parques tecnológicos, centros tecnológicos, etc. Estos últimos también pueden ser factores de elevado impacto pues realizan una importante actividad investigadora, además de favorecer el desarrollo de derrames (spillovers) de conocimiento (Vohora, Wright & Lockett, 2004; Audretsch & Keilbach, 2007), por lo que están demostrando ser altamente eficaces para el desarrollo de nuevas tecnologías con potencial de materializarse en opciones de negocio rentables.
      Recursos financieros: La existencia de fuentes diversas de financiación representa un factor de elevada relevancia aportado por el entorno, el cual condiciona en muchos casos la factibilidad de la puesta en marcha de una nueva empresa. Concretamente, el papel desempeñado por bancos, empresas de arrendamiento (leasing), empresas de capital riesgo, inversores privados o fondos de desarrollo regional ha sido destacado por autores como Collinson y Gregson (2003) y Neck et al., (2004).
      Recursos físicos: Representan un conjunto de recursos tangibles que posee un territorio, entre los que se incluyen las carreteras, el espacio para oficinas, las zonas habilitadas para la instalación industrial, entre otras (Neck et al., 2004). Probablemente, estos recursos no constituyen un elemento básico y crítico para la estimulación del desarrollo de un sistema empresarial en un territorio en el que no existe tradición emprendedora, pero su carencia representa un obstáculo que inhibe el desarrollo de empresas. West, Bamford y Marsden (2008) sugieren que si no existen recursos intangibles, tales como los conocimientos sobre cómo hacer uso de los activos físicos para explotar las oportunidades, dichos activos físicos pierden su capacidad para apoyar la creación de nuevas empresas. Al respecto, Venkataraman (2004) señala que los recursos tangibles por sí solos no son suficientes para asegurar el desarrollo empresarial de un territorio. Los recursos tangibles requieren de los intangibles y éstos, además, deben estar interrelacionados.
Ahora bien, debe prestarse una especial atención a la sostenibilidad de los recursos y de las ventajas, o al valor que éstos aportan al territorio. En opinión de West, Bamford y Marsden (2008), y adaptando la concepción original de Barney (1991), los activos valiosos de un territorio deben ser escasos, inimitables, no comercializables y no sustituibles. Cada territorio ha de estar caracterizado por un conjunto de recursos que le son idiosincrásicos y sobre los que se sostienen los resultados de dicha comunidad en materia de proliferación de Empresas.
Con base en la Teoría basada en los recursos es posible entonces entender por qué algunos territorios que desean crecer a través del desarrollo de Empresas, no sólo carecen de recursos para hacerlo sino que, aunque estudien la estructura y el conjunto de recursos de un área modélica, posiblemente no estén en capacidad de imitarlos (West & Bamford, 2005).

Con base en este planteamiento, se han identificado distintas tipologías y/o fases por las que atraviesan las zonas emprendedoras en su proceso de consolidación, al ser estas diferenciadas por la combinación de recursos que las caracteriza y por las empresas implantadas en las mismas. Así, por ejemplo, a partir de la conceptualización del ciclo de vida, West y Bamford (2005) distinguen cuatro fases por las que un territorio evoluciona cuando trata de desarrollar un sistema emprendedor en el que proliferen las Empresas las cuales son: economía básica, economía escasa, economía incipiente y masa crítica. Nuevamente, es el patrón evolutivo del ciclo de vida el que sustenta la tipología dinámica que realizan Iammarino y McCann (2006) de los clusters empresariales y distinguen las siguientes fases: mera aglomeración, complejo industrial, nueva red social y vieja red social. En opinión de estos últimos autores, no existe un camino lineal o determinista para este desarrollo evolutivo, sino que es muy probable que existan patrones idiosincrásicos y diversos en cada territorio. Ahora bien, las etapas identificadas en sendas investigaciones responden a un análisis teórico y, en algunos casos, a la observación directa de los investigadores. De esta forma, resulta interesante y necesario realizar un trabajo empírico que estudie tales etapas, sus características y los recursos necesarios para el desarrollo del ecosistema emprendedor, lo cual se aborda en el presente trabajo. Más particularmente, los fundamentos teóricos del presente se concretan en tres hipótesis:

Hipótesis 1. Los ecosistemas emprendedores para el desarrollo de las Empresas pueden ser clasificados en diferentes fases según su dotación de recursos y captación de estas empresas.
Hipótesis 2. Cada fase en la evolución de un ecosistema emprendedor se caracteriza por una combinación de recursos humanos, sociales, tecnológicos, financieros y físicos.
Hipótesis 3. Cuanto mayor es el desarrollo de un ecosistema emprendedor para Empresas en un territorio particular, mayor será la riqueza del territorio en que se crean estas empresas.

Claves para la creación de un Ecosistema

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